Hay que renunciar a los diálogos. Han fracasado para traer la paz y solo han servido para el reciclaje de los grupos violentos y sus liderazgos. Los viejos y cansados se retiran a gozar de beneficios judiciales, políticos y económicos que no tenemos quienes jamás hemos infringido la ley, y son reemplazados por nuevos cuadros dispuestos a todo para enriquecerse. Al mismo tiempo, se fraccionan una y otra vez, de manera que mientras unos dicen desmovilizarse, otros, las “disidencias”, mantienen su actividad criminal y se quedan con el negocio. A los grupos violentos no queda sino combatirlos sin pausa y aplicarles con rigor la ley. Hay que apostar por el estado de derecho y la justicia. La paz no se hace con impunidad y beneficios para los criminales.

Tanto en materia de violencia como de inseguridad, es clave volver a poner el narcotráfico en el centro de la acción estatal. La minería ilegal y la cocaína, sobre todo esta última, son la causa y el fin de los........

© El Informador