El campo encarece la mesa: el costo del abandono productivo
Un país que importa lo que antes producía El artículo 65 de la Constitución es inequívoco: el Estado debe proteger la producción de alimentos y priorizar el desarrollo rural. Sin embargo, hoy Colombia se aleja de ese mandato. En vez de fortalecer la capacidad productiva, se ha optado por un modelo que confunde política agraria con política ideológica.
Según la Sociedad de Agricultores de Colombia (SAC), el país importa más de 14 millones de toneladas de alimentos anuales. En paralelo, los costos de producción y transporte han crecido más del 30 % en tres años. El resultado: la mesa de los colombianos se encarece, el productor pierde rentabilidad y el discurso oficial se vuelve una excusa a la economía de dirección y control centralizado.
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