El horror que no prescribe



Siento en el estómago, cómo al amparo del poder conservador, grupos como los infames "pájaros" o "chulavitas" se dedicaron al exterminio sistemático de quienes eran señalados como liberales. No fue una pelea de bandos equivalentes. Fue una política de terror que arrasó pueblos y familias, donde agentes estatales, por acción o por omisión, fueron cómplices. El horror fue una forma de gobierno.

La violencia no fue un accidente, fue un método. Y, no puedo evitar sentir la rabia de que el Estado tuvo una responsabilidad histórica que todavía me parece que no ha asumido plenamente. No fueron solo fanáticos desbordados; fue una maquinaria de persecución impulsada por el poder, por la fuerza pública y por un discurso ideológico que decía que el adversario era un enemigo a eliminar.

Y hay algo más perturbador, algo que me duele en el alma: cómo la fe fue pervertida para justificar la muerte. La línea entre creer y matar se borró de la........

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