En ese contexto, es común que muchos lleguen a pensar que, al haber participado en varias fiestas o parrandas sin incidentes han logrado convertirse en bebedores sociales responsables. Este razonamiento, aunque frecuente, puede ser engañoso, pues el hábito de consumir alcohol sin consecuencias inmediatas no necesariamente implica un manejo saludable de la bebida. La percepción de control sobre el consumo puede desvanecerse de manera abrupta en situaciones inesperadas, dejando en evidencia los riesgos que siempre están presentes.
Sin duda, uno de los mayores tormentos psicológicos que pueden surgir del exceso es despertar sin recordar lo sucedido la noche anterior. Este vacío en la memoria, donde se desconoce cómo se llegó a casa o quién nos llevó, genera una profunda inquietud. La mente se llena de preguntas sobre el propio comportamiento durante el estado de embriaguez, especialmente cuando esos momentos enlagunados dejan solo incertidumbre, y surge el........