El samario joven mira su ciudad y siente que no cabe en ella. Que no hay empleo, que los salarios no alcanzan, que las oportunidades están reservadas para los beneficiarios del politiquero de turno. Que la meritocracia es un mito y que el talento, por brillante que sea, se estrella contra la pared de la corrupción, del clientelismo y del estancamiento económico.
Y entonces se van...
A las grandes ciudades o pa’ otros países.
Simplemente se marchan porque quieren vivir y no sobrevivir, como a veces nos........