Lucrecio:

… todos hemos nacido de la semilla celeste;

todos tenemos el mismo padre,

de quien la tierra, la madre que nos alimenta,

recibe límpidas gotas de lluvia,

y luego produce el luminoso trigo,

y los árboles lozanos,

y la raza humana,

y las estirpes de las fieras,

¿Qué lugar ocupamos nosotros, seres humanos que perciben, deciden, ríen y lloran, en este gran fresco del mundo que ofrece la física contemporánea? Si el mundo es un pulular de efímeros cuantos de espacio y de materia, un inmenso juego de edificación de espacio y partículas fundamentales, ¿qué somos nosotros? ¿También estamos hechos sólo de cuántos y de partículas? Entonces, ¿de dónde viene esa sensación de existir de manera singular y en primera persona que siente cada uno de nosotros?, ¿qué son nuestros valores, emociones, sueños, nuestro propio saber? ¿Qué somos nosotros, en este mundo inmenso y rutilante?…

Se trata de una pregunta difícil. En el gran cuadro de la ciencia contemporánea hay muchas cosas que no entendemos, y una de las que entendemos menos somos nosotros mismos. Somos nodos de una red de intercambios, (de la que este libro es una pieza), en la que nos pasamos unos a otros imágenes, instrumentos, información y conocimiento e igual somos parte integrante del mundo que vemos; no somos observadores externos: estamos situados en él. Nuestra perspectiva de él, es interna. Estamos hechos de los mismos átomos y de las mismas señales de luz que se intercambian los pinos en las montañas y las estrellas en las galaxias.

Creíamos estar en un planeta en el centro del cosmos, y no lo estamos. Creíamos ser una raza aparte en la familia de los animales y plantas, y descubrimos que descendemos de los mismos padres que todos los demás seres vivos que nos rodean. Tenemos bisabuelos comunes con las mariposas y los alerces. Somos como un hijo único que crece y descubre que el mundo no gira sólo a su alrededor como creía de chico: tiene que aceptar ser uno más. Reflejándonos en los demás y en las otras cosas, descubrimos quiénes somos.

Durante la época del gran idealismo alemán,........

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