Las Bombas de Maduro

Venezuela no amanece, arde. No por el estruendo de aviones enemigos ni por el silbido de misiles extranjeros, sino por el bombardeo sostenido, cruel y sistemático que Nicolás Maduro ha descargado contra su propio país. Un ataque prolongado, sin tregua, ejecutado con la artillería del populismo armado, los cohetes de la mentira y las metralletas del abuso de poder.

Maduro péndula entre bailes grotescos, danzando como un orangután desquiciado sobre una tarima o llorando en escena. Gimotea ante los micrófonos denunciando supuestos bombardeos imperiales, imaginarias agresiones comandadas por jefaturas militares de Donald Trump. Sus lloriqueos son bochornosos, casi grotescos. Pretende conmover al mundo con una ficción bélica contra el pueblo venezolano, cuando bien se sabe que se trata de una guerra contra el terrorismo y los carteles de drogas. Maduro intenta eludir, con cinismo, su propia responsabilidad como autor del mayor bombardeo sufrido por una nación en tiempos de paz.

Hablemos claro: las bombas matadoras son las de Maduro.

Bombardeó las instituciones. Las redujo a escombros, a fachadas huecas, a sellos sin ley. Por eso en Venezuela no hay República, sino tiranía. Donde debía haber equilibrio de poderes, hoy solo hay obediencia forzada y miedo.

Bombardeó a las Fuerzas Armadas. Las convirtió en parapetos de una........

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