La pregunta que más corre entre labios de la gente en Venezuela y de quienes en otras latitudes están pendientes de la suerte de nuestro país, es ¿Cómo será la transición después del resultado electoral del próximo 28 de julio.
No voy a reincidir en las citas de experiencias de otras naciones que ya he expuesto con lujo de detalles en anteriores entregas, relacionadas con las transiciones adelantadas en Chile, Brasil, Sudáfrica y España, por aludir sólo algunos de esos interesantísimos procesos. Trataré de recoger en estas próximas líneas las reflexiones, comentarios y vivencias relatadas por personajes que, de una u otra forma, han reflexionado sobre esa etapa sobre la cual se tejen los más variados escenarios, muchos optimistas, otros que dan lugar a naturales aprehensiones que, afortunadamente, no han propagado ni desesperanza ni desestimulando la determinación de acudir a sufragar en la venidera jornada electoral del 28 de julio.
La gran bandera que ha enarbolado María Corina Machado y que ahora cuyo mástil también empuña Edmundo González Urrutia, es la que hace ver entre los colores de nuestro pabellón nacional, el sueño generalizado del reencuentro de los venezolanos. Ese es el diapasón más sonoro de la prédica de María Corina y Edmundo González en esta singular campaña electoral. Tal como lo ha razonado, con argumentos válidos, Tomas Páez, un venezolano excepcional que lidera el Observatorio de la Diáspora Venezolana, somos más de ocho millones-rayando en los nueve-de mujeres y hombres que sufren la disrupción provocada por la catástrofe humanitaria engendrada en este ciclo de 25 años de desaciertos.
Es una campaña peculiar porque los mensajes viajan por las redes........