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El conflicto Israelí-Palestino y la hipocresía del terrorismo: Un llamado a la razón

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06.10.2025

El sufrimiento humano trasciende fronteras y nos interpela a todos. Las imágenes de niños aterrorizados en la Franja de Gaza, al igual que el recuerdo de seres humanos cayendo al vacío huyendo de las llamas de las Torres Gemelas, dianas del aberrante terrorismo del 11 de septiembre de 2001, son un grito que clama por justicia. Como defensor de la libertad y los derechos humanos, rechazo con vehemencia la farsa de quienes alzan banderas blancas mientras aprietan el gatillo. La paz no se negocia con sangre, ni los derechos humanos se doblegan ante el fanatismo irracional. El terrorismo, en todas sus formas, es una afrenta a la humanidad, y más indignante aún es la hipocresía de quienes condenan selectivamente las violaciones de derechos humanos mientras callan ante tiranías y atrocidades que les convienen. Este artículo analiza el conflicto israelí-palestino, el terrorismo que lo envenena y la incoherencia de quienes claman por justicia en Gaza pero defienden o ignoran regímenes como el de Nicolás Maduro en Venezuela, cómplice de crímenes de lesa humanidad y del narcotráfico que envenena a Europa.

El enfrentamiento entre Israel y los palestinos, que lleva más de 77 años, es un ciclo de violencia que se intensificó con la creación del Estado de Israel en 1948. Desde la Declaración Balfour de 1917, que apoyó un hogar judío en Palestina, hasta la Nakba (catástrofe) de 1948, que desplazó a más a miles de palestinos, el conflicto ha acumulado guerras (1967, 1973), intifadas (1987-1993, 2000-2005) y enfrentamientos en Gaza (2008, 2012, 2014, 2021). La ocupación de Cisjordania y el bloqueo a Gaza desde 2007, junto con los más de 700.000 colonos israelíes en territorios ocupados, agravan la crisis humanitaria. Este ciclo ha dejado muertos de ambos lados y millones de desplazados.

Los objetivos son diversos y fragmentados. La Autoridad Nacional Palestina (ANP), liderada por Fatah, ha respaldado históricamente un modelo de coexistencia, como se planteó en los Acuerdos de Oslo (1993), buscando un Estado palestino en Gaza, Cisjordania y Jerusalén Este. Sin embargo, Hamás, que controla Gaza desde 2007, persigue una agenda radical. Su carta de 1988 aboga por la destrucción de Israel para establecer un Estado islámico en toda la Palestina histórica. Aunque en 2017 aceptó temporalmente un estado en las fronteras de 1967, sus acciones, como el ataque del 7 de octubre de 2023, y las declaraciones de líderes como Ghazi Hamad revelan que su meta sigue siendo la eliminación de Israel. Irán, principal financista de Hamás, con millones de dólares anuales, comparte esta visión, apoyando a grupos como Hezbolá y la Yihad Islámica para desestabilizar la región. Para ellos, la coexistencia parece un obstáculo frente a su objetivo ideológico de borrar a Israel del mapa. Israel,........

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