La evidente tragedia humanitaria que padecen a diario millones de venezolanos, está en la mira de toda la comunidad internacional. No hay escenario del mundo en donde se realizan debates, sobre todos los órdenes, en los cuales no salga a relucir “el caso Venezuela”.
Eso ha pasado en las recientes deliberaciones acontecidas en la Organización de Naciones Unidas (ONU), cuando en la ciudad de Nueva York, líderes de decenas de países del mundo libre, suscribieron un documento de respaldo a la lucha de ese abnegado pueblo venezolano; también en el seno de la Organización de Estados Americanos (OEA), en Washington, cuando en el seno del Consejo Permanente de ese órgano, los expertos electorales del Centro Carter, presentaron las actas que demuestran el incuestionable triunfo de Edmundo Gonzalez Urrutia en los pasados comicios celebrados el 28 de julio; de la misma manera se ha hecho sentir esa calamidad que escarmientan los venezolanos en las reuniones que cumplen los líderes de las 27 naciones agrupadas en la Unión Europea (UE); igualmente salió a relucir la tragedia venezolana en el círculo de los líderes del G7 (Japón, Alemania, Reino Unido, Francia, Canadá, EEUU).
En definitiva, en todas partes y de todas las maneras, ese viacrucis es reconocido, y hasta muchas veces, casi siempre, cuestionado y denunciado. Sin embargo la jefatura de........