Corrupción pechichada | Columna de Roberto Zabarain

¡Qué tristeza de país! Lo triste no es que Petro apruebe sus proyectos negociando con congresistas, pues se sabe que es una práctica común, votos a cambio de burocracia, mermelada, se le dice aquí, que hasta se le llama “manejo de la gobernabilidad”. La mermelada, obvio, se entrega a los afines o coincidentes en ideología o propósitos, que a los adversarios ni siquiera se les ocurría proponérselos, pues sería como negociar la doctrina, los principios, el alma. Lo triste es que hubo quienes vendieron la conciencia, y de paso al país.

Más triste aún que todo indica que esta vez la negociación no fue a cambio de burocracia, sino a........

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