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Infamia del muro y la frontera interna alemana
“¿Preso, herido o muerto?” Hasta una decena de cuadras de distancia del muro los berlineses podían escuchar esporádicas ráfagas de ametralladora en las horas más oscuras de la noche, la hora del lobo en las leyendas nórdicas. Para las madres en Berlín Oriental, o del Este, que tenían hijos hombres jóvenes, ese rat-tat-tat-tat era su peor pesadilla. Saltaban a comprobar si estaban en casa. Si no, a esperar que llegaran o hasta recibir una llamada de la temida Stasi, como se le decía al Ministerio para la Seguridad del Estado, encargada entre muchas cosas de los guardas y sus cientos de perros responsables de que nadie tuviera........
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