Hernán Martínez, misión cumplida | Columna de Ricardo Plata Cepeda

Londres, verano de 1980. Un ingeniero colombiano acude puntual a una cita con una misión: cerrar un contrato de suministro de carbón con Elsam, la principal generadora de energía de Dinamarca. El carbón, dos millones de toneladas anuales, provendría de un tajo inexistente, sería transportado por un ferrocarril inexistente y embarcado en un puerto inexistente, que estarían localizados en el Caribe colombiano y cumplirían con los más altos estándares ambientales conocidos. El contrato, acaso un testimonio de la fe del carbonero, dependería de que todo aquello se convirtiera en realidad cinco años más tarde y era necesario para........

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