Somos seres sociales | Columna de Remberto Burgos
La sonrisa de Duchenne es uno de los clásicos de la semiología neurológica. Escribió la diferencia entre una sonrisa de auténtica felicidad y la simulada o voluntaria. La primera activa los músculos de la boca y de los ojos. Tan interesante su reporte que Darwin utilizó muchas de sus fotografías en su texto sobre las expresiones emocionales. Tenemos cuarenta músculos en la cara que a diferencia del sistema musculoesquelético no mueve articulaciones sino la piel del rostro.
Las expresiones faciales son universales e incluso las personas ciegas muestran estas manifestaciones. Pero encontramos algunas modificaciones: el sonrojo o la ruborización, que esconden o disimulan lo que llevamos dentro. Es muy espinoso, salvo que tenga un entrenamiento sostenido y prolongado -lo sabemos por experiencia- muy difícil de reproducir. La naturaleza nos ha enseñado distinguir las sonrisas: el músculo que eleva los labios, cigomático mayor, se puede contraer voluntariamente, pero los orbiculares oculares sellan con autenticidad la sonrisa.
Nuestro cerebro es tan sensible que gestos de........
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