Desde hace muchos años se ha perdido el mínimo respeto que debe dársele a la figura presidencial en Colombia. Posiblemente tal irrespeto obedece a la decadencia del mismo cargo. Ante la carencia de estadistas en la presidencia, el inconsciente colectivo considera que, como cualquiera sin mayor preparación puede llamarse político para llegar a la Presidencia de la República, les está permitido atentar impunemente contra su intimidad, buen nombre y honra.
Si bien es cierto que el derecho a la intimidad tiene límites no es menos cierto que los mandatarios tienen que proteger su intimidad, no exponerla dado que, por ser personas públicas, de hecho, tienen el examen........