El universo en una canica |
En septiembre de 1945, por los días en que Japón firmaba su rendición y los hongos nucleares no terminaban de disolverse, Jorge Francisco Isidoro Luis Borges Acevedo, descendiente de una estirpe de criollos porteños venidos a menos, publicaba un cuento titulado “El Aleph” en el número 131 de la bonaerense revista Sur. El cuento, breve como todo lo del porteño, narraba la historia de un puntito luminoso ubicado en el sótano de un comedor, que contenía nada menos que todos los puntos del espacio, “sí, el lugar donde están, sin confundirse, todos los lugares del orbe, vistos desde todos los ángulos”.
Ochenta años después, esa canica prodigiosa se ha convertido en una de las ficciones conceptuales más memorables de América Latina. Buena........