Escribo estas líneas de madrugada, para ser leídas el 8 de diciembre. La noche de velitas acaba de pasar, los pisos de las terrazas están llenos de velitas de colores a medio quemar, o de farolitos para evitar que la ventolera apague las ofrendas a la Inmaculada, a la virgen bendita, como dice la canción. ¿Qué le puede interesar a un lector el 8 de diciembre? ¿Qué está buscando en su lectura? ¿Por qué no está escuchando música, bebiendo un trago o atizando un fogón en la cola del patio?
Me doy cuenta, de golpe, mientras bebo un café que me ha traído Martha, que la clave de diciembre es la repetición: se preparan las mismas recetas, se escuchan las mismas canciones, se extraña a la misma........