Por estos días se recuerda con dolor uno de los episodios más devastadores de la historia reciente de la humanidad: la guerra en Ruanda, registrada entre abril y junio de 1994, con un saldo fatal de 800.000 personas asesinadas, además de miles de heridas y desplazadas, por un enfrentamiento étnico que ha mantenido a su población dividida por el odio. Igualmente, cómo no recordar con tristeza las dos guerras mundiales en el siglo XX, con más de 80 millones de muertos.

Al recorrer la historia, la civilización humana ha luchado por superar esta disposición a la violencia y la guerra, pero hoy, después de más de 6000 años desde que surgieron las primeras civilizaciones y, a pesar de los grandes avances en los derechos humanos, la democracia y la convivencia pacífica, continúa una expresividad casi natural de este negativo comportamiento humano y social.

El devenir de la humanidad está plagado de cruentos conflictos y guerras por causas religiosas, políticas, étnicas, de odios, etc., dejando desgarradoras experiencias y lecciones. A pesar de ello, se continúan fortaleciendo y tecnificando los medios de guerra, haciéndolas cada vez más certeras, letales y poderosas: verdaderas máquinas de matar.

Hoy, el mundo sufre la guerra en la franja de Gaza que lleva seis meses dejando una larga estela de muerte, hambre y desolación. El terrible balance de pérdidas incluye más de 32.500 palestinos muertos, 1500 israelíes muertos, 1,7 millones de desplazados y más de 1,1 millones que sobreviven en condiciones inhumanas. A esto se suma, ahora, el riesgo de guerra entre Irán e Israel, que encendería el Medio Oriente y abriría las puertas a una confrontación a escala orbital: ¿tercera guerra mundial?

Paralelamente, continúa la guerra Rusia-Ucrania cuyo punto de partida fue febrero de 2022. Cifras oficiales dan cuenta de más de 10.582 muertos y 19.875 heridos, entre las víctimas civiles; al igual que más de 14 millones de desplazados.

En África, Sudán completó un año de conflicto interno, con 8,5 millones de desplazados y 10.000 muertos, una gran catástrofe humanitaria.

En Colombia, hay una persistencia del conflicto armado, con el constante rearme de disidencias y sin la efectiva implementación de los acuerdos de paz y la atención a las poblaciones afectadas.

Tanta devastación desde tiempos pretéritos debería motivar a la humanidad a deponer la violencia, el odio y la intolerancia, y promover la construcción de convivencia democrática y paz, así como alcanzar acuerdos incluyentes y eficaces que garanticen la no repetición.

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¿Ad portas de la tercera guerra mundial? | Columna de  José Consuegra Bolívar

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22.04.2024

Por estos días se recuerda con dolor uno de los episodios más devastadores de la historia reciente de la humanidad: la guerra en Ruanda, registrada entre abril y junio de 1994, con un saldo fatal de 800.000 personas asesinadas, además de miles de heridas y desplazadas, por un enfrentamiento étnico que ha mantenido a su población dividida por el odio. Igualmente, cómo no recordar con tristeza las dos guerras mundiales en el siglo XX, con más de 80 millones de muertos.

Al recorrer la historia, la civilización humana ha luchado por superar esta disposición a la violencia y la guerra, pero hoy, después de más de 6000 años desde que........

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