La llegada de las lluvias al trópico después de una temporada de sequía severa, atribuida al fenómeno de El Niño, ha sido motivo de gran alegría y celebración. En estas regiones, donde la vida y las actividades económicas dependen en gran medida de las condiciones climáticas, el regreso de la lluvia renueva la esperanza y da alivio a las poblaciones.
En la Barranquilla en la que crecí, un aguacero siempre era una buena oportunidad para un clásico de bola 'e trapo con los amigos de la cuadra. Bajo la lluvia, vivíamos momentos de intensa competencia que, en no pocas ocasiones, terminaban en los famosos empujones y en la siempre vigente frase de “agárrenme porque lo jodo”; sentencia que, una vez enunciada, garantizaba que la disputa se zanjaría con el próximo gol o con el final del encuentro.
Desafortunadamente, en nuestra ciudad, los fogosos partidos callejeros bajo la lluvia han sido reemplazados por enfrentamientos a piedra........