Siempre he creído que con el paso de los años las ambiciones y el ansia de conquistas futuras, se van recortando; en cambio, las incidencias del ayer- cuanto más remoto, más añorado-, cobran tal fuerza en nuestro ánimo, que en ocasiones, parece que viviéramos una película de largometraje y de tal intensidad, que nos sustrae, con no poca frecuencia, del trajín cotidiano, para situarnos en un plan pretérito de perspectivas singulares, en el cual encuadramos la propia vida, y las ajenas, logrando así el prodigio que nos permite entregar a propios y extraños todo un sinnúmero de reflexiones y recuerdos, con los cuales, a lo mejor, podemos también dar, perfectamente, la imagen exacta de las navidades, o por lo menos de los episodios que la conformaron o surgieron de ella, en lugares y espacios que aún nos pertenecen y en la añorada desde la niñez a la época actual.
Qué mejor momento nos da la vida, como las próximas navidades; momentos para ser actos de contrición en nuestros corazones.........