He crecido. Los años se han juntado muy rápidamente hasta llegar a 56. Días como hoy tengo que detenerme para celebrar las vueltas que junto con el planeta le he dado al sol. Celebro la vida que siempre trasciende todo límite. A la vez, reconozco que ya no están los mismos bríos para jugar los largos partidos de bola e trapo en las polvorientas calles del barrio Olivo de Santa Marta, ni está el mismo vigor de juventud con el que intentaba llenar el mundo entero con la Palabra de Dios, pero sí las mismas ganas de aprender; no están las fuerzas, a veces irracionales, para discutir, pero sí los argumentos pesados para debatir con los que........