Venid, Reyes de Oriente

La nueva estrella asoma deslumbrante más allá de Maravatío. Ya vienen los Reyes de Oriente, en sus trocas y suburbans, desde el Houston, Río Grande y acullá. Ha nacido El Salvador, escucharon en un sueño, y allá van para presentarle sus parabienes.

Ese nuevo lucero sí que es sospechoso. ¿No será un asteroide asomando para impactar el Planeta? ¿O un dron del gabacho ciscando a los connacionales? “De qué es una señal, no hay duda”, comentó en su momento Melchor, el de Galveston, yesero de profesión. “Vamos pues, y si no es nada nos devolvemos”, lo apoyó Gaspar desde Texarkana, donde se desempeñaba como jardinero. “Una centella como esa, nomás una vez cada mil años”, confirmó el primo Baltazar Reyes desde McAllen. Era el tercer primo.

Los tres Reyes quedaron de reunirse en Juárez, cada cual en su vehículo y de ahí bajar en caravana hasta donde el alumbrón destellaba. Así, para no perderse, grafitearon sus trocas con el epíteto familiar; Reyes, Reyes… y se iban comunicando por medio del celular. 

–¿Ya vieron esas vacas jodidas?, deben estar agusanadas.

–¡Arrebásame, Gaspar! ¡Arrebasa que no hay fuckin shit delante!

–Ya me dio la hambre –intercedía Baltazar Reyes, tan antojadizo–. ¿Y si nos paramos en........

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