La política tiene una regla no escrita: cuando se pierde el rumbo, se pierde también el relato. 2025 será recordado como el año en que México avanzó mientras su oposición terminó de vaciarse de contenido, de liderazgo y de sentido histórico. No fue persecución ni autoritarismo. Fue fracaso político. Recorrer el país y escuchar a la gente sin intermediarios deja una verdad incómoda para algunos: México ya no debate si quiere transformación, debate cómo profundizarla. Esa conversación ocurre lejos de los sets de grabación, lejos de los escritorios desde donde se cree que la política se gana pautando mensajes. Ocurre en el territorio, donde el poder se mide en resultados y no en likes.

La oposición, en cambio, pasó 2025 atrapada en una mezcla de nostalgia, enojo y desconexión. Jorge Romero intentó encabezar una supuesta â€œrefundación” que fracasó antes de comenzar. No hubo ideas nuevas, no hubo liderazgo moral, no hubo ruptura con las prácticas que desprestigiaron a su partido. La refundación se quedó en consigna, y la realidad lo alcanzó; los escándalos inmobiliarios y el descrédito público hicieron imposible vender como renovación lo que fue........

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