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Mi esposa, que es chilena, acudió el domingo a una casilla en Santiago para votar por su candidata presidencial, la comunista Jeannette Jara, a sabiendas de que en esa segunda vuelta no ganarÃa. Lo que no anticipó fue que el ultraderechista José Antonio Kast arrasarÃa en las 16 regiones del paÃs, ni que una parte significativa de la clase trabajadora se volcarÃa a votarlo. En una videollamada que tuvimos esa misma noche, me contó que vio celebrar a mucha gente de los barrios populares. Algunos incluso ondeaban banderas de Pinochet. âPero decir que el votante tiene la culpa es una explicación muy clasistaâ, me dijo, y enseguida desmenuzó, con más lucidez que resignación, las claves de la derrota.
Uno. El fantasma del comunismo sigue asustando en Chile. La dictadura pinochetista se encargó de satanizarlo durante décadas y su pedagogÃa del miedo permanece intacta. Votar por un comunista es una locura para amplios sectores. El 41.8% que obtuvo Jara no es una votación que el Partido........