Buscando las ventajas de no celebrar la Navidad en México me encuentro con que, durante la cena, no tengo que hablar de política. En cambio, hablo de futbol —aunque no me interese ese deporte— y sugiero el tema en boga: los Epstein files.

En un país donde es casi inevitable hablar de futbol, me preguntan sobre el Mundial del 2026. Les cuento que los precios de los boletos oscilan entre los 2 mil 700 a los 56 mil dólares. Que, en ese mes y medio, apuesto a que serán más emocionantes los partidos que jueguen mis vecinos del barrio en los campos llaneros que los que están programados para jugarse en los estadios Azteca, Akron y Monterrey. Que festejo ser un mal aficionado porque, si aún lo fuera, me sentiría frustrado por no poder asistir a ningún juego del Mundial. (Un Mundial que, dicen, es el más caro de la historia). Le digo que la derrama económica más conservadora para México se estima en 3 mil millones de dólares, pero que hay cifras........

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