2027 en 2026
Si la actual Presidencia de la República se jugó en 2023, es probable que las elecciones intermedias −con su enorme cúmulo de poder− entren en juego el año entrante.
En los próximos doce meses, múltiples factores externos e internos perfilarán lo que pueda ocurrir en 2027. Por adelantado se sabrá de la posibilidad del gobierno y el movimiento que lo ampara, de la oposición establecida y naciente si esta prospera, así como de los incipientes movimientos de descontento. El próximo destino nacional estará a la vista.
Lo curioso del asunto es que, pese a tener noticia de los sucesos que delinearán el horizonte, los actores políticos actúan como si nada, como si su suerte y la del país no estuvieran en juego. Si fingen o simulan, vale reconocerlo, lo hacen muy bien.
En el plano exterior, al menos cuatro factores instan a reconocer el tablero, las condiciones del juego y a reflexionar sobre la estrategia oficialista y oposicionista a seguir.
Se concrete o no en una acción contundente, la creciente presión estadunidense sobre Nicolás Maduro en Venezuela obligará a fijar postura. Ese ingrediente en combinación con el corrimiento a la derecha de varios gobiernos de América Latina y en conjugación con la estrategia de seguridad nacional del gobierno estadounidense (en busca de fortalecer influencia y hegemonía en el continente) suponen un vuelco. Un reacomodo y realineamiento de las fuerzas políticas en la región. Ahí está el caso........





















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