Los capuchinos y la Navidad |
Audio generado con IA de Google
0:00
0:00
Como la de millones de niños en el mundo, mi infancia estuvo poblada de una felicidad recurrente con la llegada de la Navidad. El padre Tarcisio di Meo oficiaba las novenas infantiles alrededor de un hermoso pesebre, mientras decenas de niños esperábamos las piñatas llenas de dulces y los juegos que vendrían después: las carreras de sacos y las varas ensebadas, donde competíamos con variada destreza. Este misionero italiano fue el ser humano más cercano a la santidad que haya conocido a lo largo de mi vida. Él era parte del grupo de hermanos capuchinos de L’Aquila, en los Abruzos, que arribaron hacia 1951 a Colombia, específicamente a la península de La Guajira, para continuar una labor iniciada el 17 de enero de 1888, cuando los primeros capuchinos españoles, provenientes de Valencia, desembarcaron en Riohacha.
Estos misioneros eran austeros, pragmáticos y poseedores de una sólida formación humanística. El padre Hilario de Pescosólido tocaba el acordeón con melodías europeas y sonreía........