El tiempo de las muchachas en flor

Sabía que la historia de Liliana se convertiría en uno de esos dolores que se extiende por el cuerpo sin que pueda distinguir su centro de gravedad. Retrasé la lectura del libro durante dos años. A veces hojeaba sus páginas con la prevención que provoca un animal por el que se siente atracción y algo de miedo. No podía seguir evitándolo. Tenía una cita para conversar con Cristina Rivera Garza sobre el libro en el que cuenta cómo era su hermana antes y después de conocer al hombre que la mató.

El archivo de Liliana Rivera Garza estaba compuesto por un buen número de cartas. No solo conservaba las cartas que recibía de sus amigas, también guardaba copias de las que ella misma enviaba. Su hermana Cristina escribió que “tal vez no existan en el mundo cartas de amor más ardientes que las que se hacen llegar, ya por correo o ya en persona, las adolescentes”. La frase me levantó del sillón y me puso delante de una pequeña caja que llevaba varios años sin abrir.

Era algo........

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