Maya Angelou y James Baldwin eran amigos íntimos. De vez en cuando tenían conversaciones como esta:
—Me alegra decir que el hombre del que estoy enamorada está enamorado de mí. Ya sabes que estamos viviendo juntos, en California. Las cosas nos van bastante bien.
—¿Pero?
—Oh, Jimmy... ¿Puedes creer que me propuso matrimonio? Le he dicho mil veces que no me interesa esa institución. Pero él no deja de insistir.
—¿Tu reticencia a casarte con él tiene algo que ver con que sea blanco?
—Quizás.
—Pero que sea blanco no ha evitado que te enamores de él.
—No.
—Pero te impide hacer ninguna declaración pública de tu amor.
—Supongo.
—Ajá…
—Vamos, Jimmy. ¿Qué va a decir mi gente?
—Maya Angelou, hablas siempre de valentía, dices a todos que se atrevan a amar, pero tú no tienes valor. ¿Eres una hipócrita?
—¡Jimmy!
—¿Sabes una cosa, Maya? A la gente le resulta difícil actuar de acuerdo con su consciencia, porque actuar es asumir un compromiso, y asumir un compromiso equivale a estar en peligro.
James Baldwin estaba familiarizado con la experiencia de amar a........