Como lluvia de sangre


La señora Hilda aprovechó la tregua que concede el calor durante las primeras horas de la mañana. Se levantó antes de las seis para sustituir todas las macetas por nuevos tarros de plástico transparente. Cuando sonó su teléfono, trató de sujetarlo con un trapo. Estaba cubriendo las raíces de las orquídeas con una mezcla de sustrato y carbón vegetal. La maniobra con el trapo no resultó fácil. Usó la punta del meñique para aceptar la llamada y poner el altavoz.

Contrario a lo que pensó en un primer momento, Gladys no llamaba para decir que llegaría con retraso o que, a causa de un inconveniente, no iba a trabajar ese día. Con un tono de voz que mezclaba preocupación y timidez, le preguntó a la señora Hilda si podía pasar la........

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