Rodolfo Hernández convirtió la campaña presidencial en una comedia de televisión. Era una caricatura de sí mismo, “él es muy natural, muy criollo”, decía un concejal de su movimiento en tiempos de correrías presidenciales, y el candidato iba por las redes y las calles haciendo reír y creciendo en las encuestas. No dejaba tiempo para la imaginación, era nítido en su insolencia, era imposible que detrás de esa espontaneidad hubiera maquinación alguna. Ese “viejito malcriado” derrochaba insultos y simpatía por donde pasaba. Entregaba su aura popular a pesar de tener los campos de golf como escenario para sus relaciones políticas y económicas. “Como todos los ricos, son prepotentes, son gritones, son groseros, a veces pasan por encima de la Ley, pero Rodolfo entendió y se conmovió con lo que vio”, son las palabras de su hermano Gabriel luego del triunfo en las elecciones a la alcaldía de Bucaramanga en 2015. El........