El presidente Gustavo Petro se siente incómodo. El marco constitucional le queda pequeño, advierte que el traje está muy ajustado para sus grandes propósitos, para la audacia de sus movimientos. Desde que era candidato en 2022 anunciaba que lo primero que haría al llegar al poder sería declarar un estado de emergencia para combatir el hambre: “Al ganar las elecciones presidenciales hay que decretar la emergencia económica (…) Qué más emergencia que la población tenga hambre”. El intento se hizo de manera tardía, parcial y fallida. En junio del año pasado decretó la emergencia económica para La Guajira. La medida se tomó basada en “análisis climatológicos” por la inminencia del fenómeno de El Niño. Unos meses antes había insinuado decretar la emergencia por la ola invernal. El gobierno está urgido de poderes excepcionales bien sea porque llueva o porque escampe. Las cosas no salieron bien y los decretos........