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Luis Tejada Cano (VIII)

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03.08.2024

1924: “Se nos fue Luis”

El 21 de enero de 1924, Tejada se entera de una luctuosa noticia: luego de una larga postración, Lenin, el padre de la Revolución Bolchevique, ha fallecido. Dos días después, le dirige una sentida despedida. La deuda de gratitud que tenía hacia Lenin, “el único salvador del mundo”, era inmensa: a él le debía haber encontrado “un bello ideal de conducta, en el momento en que todos los ideales de conducta habían caducado o aparecían estériles o pequeños”.

La muerte de Lenin fue la primera de una racha de fatalidades que terminó arrastrando consigo la vida de quien había sido proclamado Príncipe de los cronistas colombianos por la revista Caminos de Barranquilla. Semanas después, el hijo que esperaba con Julieta murió a las pocas horas de nacido. El joven que en 1920 había declarado su intención de “no tener hijos jamás”, a la vuelta de cuatro años intentó dar ese “paso inicial hacia la eternidad” y no lo consiguió.

El 29 de febrero, día que tornaba bisiesto ese 1924 tremendo, un nuevo duelo: el general Benjamín Herrera murió en su habitación del hotel Franklin. Aunque Tejada se había distanciado del jefe liberal, a quien llegó a tildar de caudillista, al acompañar su multitudinario entierro fue incapaz de sustraerse a la admiración que despertaba el hombre que había sido “en sí mismo, la concreción suprema de la energía vital y espiritual del pueblo”.

La adversidad parecía no minar la vida de Tejada. En marzo salió a la venta su Libro de crónicas, con cuarenta y siete de sus textos escogidos por él mismo. Entrevistado para la revista Cromos, dijo que el libro estaba dirigido a las gentes ocupadas que no tenían tiempo de leer “los grandes y famosos libros”, y agregó que planeaba editar un volumen acerca de Julieta, su compañera, y un drama de “almas del pueblo” que se sumarían a otros textos que tenía en........

© El Espectador


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