Lafaurie vs. Coronell

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Circula en redes la entrevista de Coronell a Lafaurie (padre) sobre los subsidios en favor del hijo.

Es un documento donde aparecen errores tácticos del entrevistado, pero, sobre todo, casi invisibles, elementos conceptuales que trascienden esta disputa.

Lo primero: un sorprendente por sorprendido Lafaurie. Lejos su ironía avasalladora, lejos el desprecio al rival, lejos su papel de Torquemada, asociado en el pasado al otro Torquemada, el exprocurador Ordóñez, tratando de dictar la cátedra moral para todos. Balbuciente. Atarantado. Imagino que sudoroso.

Su línea de defensa fue la de atacar al periodista. El viejo truco. Acusar al entrevistador. Ese no era el punto. Apenas una maniobra diversiva totalmente infantil. Me recuerda mi escuela: sós un hp. Más hp será su madre. Y a la salida nos vemos. La táctica fracasó porque su impertinencia fue evidente.

Enseguida, la exaltación del trabajo. El modelo calvinista trasmitido de padres a hijos. Pero, como veremos, un calvinismo débil. El elogio a una rancia tradición terrateniente que desprecia desde la tarea del periodista hasta el “sueldito” de su hijo en labores profesionales. La alcurnia proviene de las grandes estancias, no de otros trabajos menores que carecen de ese designio fisiocrático. De lo cual intenta concluir que la buenaventura sudorosa de los dueños del territorio es más valiosa que escribir y comunicar, esto es, “hablar paja”.........

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