De la estigmatización a la paz en la universidad pública
¿Pero cómo no soñar
con un país donde nadie
esté en la lista de espera
de los grandes señores
de todas las orillas
de la guerra?
Juan Manuel Roca
La universidad pública condensa y refleja el devenir de la nación. Allí se sedimentan, tanto como transcurren, la desigualdad y la violencia política. De los repertorios de la guerra, los y las estudiantes son quienes han quedado más expuestas a violaciones de derechos humanos a través de asesinatos selectivos, acosos planificados, estigmatizaciones y persecuciones judiciales. Aunque las tensiones políticas de la sociedad colombiana se hacen manifiestas en distintos escenarios, la universidad pública ha sido un teatro de operaciones para la represión, lo que ha conllevado a la opacidad del trabajo académico que juiciosamente se desarrolla en las instituciones de educación superior.
Las prácticas represivas no son fenómenos que se hayan ejecutado de forma homogénea en el país. Se trata de repertorios articulados que varían según las dinámicas, las estructuras y los actores involucrados en el mapa de los conflictos a nivel territorial. En regiones como el Caribe y Antioquia, el paramilitarismo fue el principal actor que golpeó a las comunidades universitarias. En Bogotá, donde es menos clara esta conexión, no sorprende —lastimosamente— encontrar que han sido instituciones........
© El Espectador
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