Forzosas
La idea del Gobierno de las inversiones forzosas es inconveniente, más allá de las críticas absurdas del presidente Duque al calificarlas como “expropiación”, o que en el pasado el presidente Uribe, desde otra orilla política, las haya defendido. Dice el Gobierno que son buenas para la reactivación económica y para los bancos. Borroso el efecto de reactivación, ingenuo el supuesto beneficio para las instituciones financieras.
Está claro que una nueva fracción de créditos se dirigiría, con orientaciones del Gobierno, a sectores priorizados que hoy no cuentan con suficientes préstamos. No obstante, el diseño concreto es desconocido: montos, destinos específicos, mecanismos de asignación, garantías en caso de que los nuevos deudores dejen de pagar los créditos, deuda pública futura. Las buenas intenciones de irrigar crédito no son suficientes para validar la iniciativa.........
© El Espectador
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