El autor es secretario de Política Económica y Transformación Digital del PSOE. Portavoz de Economía del Grupo Parlamentario Socialista.

Los tiempos que vivimos, en ocasiones tan efímeros, en ocasiones tan intensos y convulsos, no permiten hacer el análisis sosegado que merece la realidad que nos rodea y que marcará, sin duda, no solo el presente sino también el futuro que vendrá.

La solidez de las bases sobre las que asentamos la respuesta económica que damos como país a los desafíos actuales será también el pilar de la estabilidad, la confianza y las certezas del mañana.

La crispación ha cegado el debate público de tal forma, que la mayoría de la gente solo escucha aquello que refuerza en lo que ya cree. Un contexto que hace complicado que la objetividad y racionalidad sean el nexo de unión de los argumentos a la hora de valorar o de interpretar las acciones y decisiones que se adoptan.

Si es cierto que hemos logrado, por la fuerza de los hechos, que quienes auguraban o deseaban una recesión económica y hablaban de apocalipsis, quienes pronosticaban en 2021 que la tasa de desempleo alcanzaría el 35 por ciento, y que la respuesta eficaz de política económica dada a la pandemia acabaría destruyendo miles de empresas, han renunciado a hacer predicciones. O más bien, su falta de credibilidad les ha obligado a adoptar prudencia al hacer predicciones.

Pero estas líneas no pretender convencer a los convencidos de la buena marcha de la economía española, ni tampoco pretenden desacreditar las posiciones de quienes todo lo dibujan en negro. Sólo buscan situar los datos en el momento actual y hacer un balance de los primeros cien días del Gobierno de Pedro Sánchez.

Datos que muestran que España mantiene la tendencia positiva en el crecimiento del PIB tras el cierre de 2023 con un aumento del 2,5 por ciento, que tiene un efecto arrastre y que permite mantener la previsión de crecimiento en el 2 por ciento en 2024, como señala el Gobierno; o en el 1,8 por ciento, como mantienen los principales organismos nacionales e internacionales. Más del doble de la previsión de crecimiento de la eurozona y de las principales economías como Alemania, Francia o Italia.

La moderación de lainflación en febrero hasta el 2,8 por ciento y de la inflación subyacente hasta el 3,4 por ciento, la más baja en dos años, es decir, desde el inicio de la guerra en Ucrania, mostrando una tendencia estable y decreciente, es otro indicador a tener en cuenta a la hora de analizar estos primeros cien días.

De la misma forma que lo son los datos del mercado laboral del mes de febrero que hemos conocido estos días, con la cifra más alta de afiliados a la Seguridad Social de la serie histórica, con 20,9 millones de personas, y la tasa de desempleo más baja en dieciséis años, desde 2008, en el entorno del 11 por ciento, muy lejos del 35 por ciento que pronosticaba la derecha.

Los datos de empleo son aún más positivos cuando comprobamos que, el de 2024, ha sido el mejor febrero para la afiliación a la Seguridad Social desde 2007, con 103.621 nuevos empleos creados, que el 46 por ciento de los contratos que se firman actualmente son indefinidos y que las mujeres ya rozan los diez millones de afiliadas, una cifra récord; y que el 55 por ciento del empleo creado en 2023 fue femenino.

Un contexto que permite ser optimistas en ese compromiso y objetivo, que es alcanzar el pleno empleo con una tasa de paro estructural en el entorno del 8 por ciento.

Un marco general que propicia que el Gobierno proyecte a futuro grandes avances en la materia, y que permite iniciar la legislatura afrontando objetivos para la mejora de la actividad económica como, por ejemplo, hacer frente de una vez por todas al problema real de la productividad.

Tal y como recomienda la Unión Europa, nuestro país va a poner en marcha un organismo independiente como será el Consejo Nacional de la Productividad, que va a permitir distribuir mejor los beneficios y reequilibrar los márgenes empresariales, impulsar la competitividad y la transformación de las empresas y corporaciones en clave ecológica o digital para un crecimiento justo, sostenible y equilibrado; y analizar en profundizad y desde una perspectiva técnica el impacto que puede tener sobre la economía y sobre el tejido productivo, por ejemplo, la Inteligencia Artificial.

Otros de los retos que ya están marcados en estas primeras semanas desde la investidura de Pedro Sánchez el pasado 16 de noviembre, es culminar la aprobación de la Ley de la Autoridad Independiente de Defensa del Cliente Financiero y seguir avanzando en el impulso a la estrategia social de la SAREB o en medidas que garanticen la inclusión financiera de los colectivos más vulnerables o de la ciudadanía en zonas rurales, en riesgo de despoblamiento, para seguir ahondando en la cohesión social, eje indispensable que debe acompañar a la generación de riqueza y el crecimiento económico de un país.

Continuar con el despliegue eficaz de los fondos europeos y de la Adenda del Plan de Recuperación, desarrollar los proyectos estratégicos que son claves para la modernización económica, la responsabilidad fiscal y el cumplimiento de los objetivos de déficit y deuda son también algunos de los ejes que han marcado estos primeros cien días de Gobierno.

QOSHE - Datos o relatos de la política económica - Pedro Casares Hontañón
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Datos o relatos de la política económica

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13.03.2024

El autor es secretario de Política Económica y Transformación Digital del PSOE. Portavoz de Economía del Grupo Parlamentario Socialista.

Los tiempos que vivimos, en ocasiones tan efímeros, en ocasiones tan intensos y convulsos, no permiten hacer el análisis sosegado que merece la realidad que nos rodea y que marcará, sin duda, no solo el presente sino también el futuro que vendrá.

La solidez de las bases sobre las que asentamos la respuesta económica que damos como país a los desafíos actuales será también el pilar de la estabilidad, la confianza y las certezas del mañana.

La crispación ha cegado el debate público de tal forma, que la mayoría de la gente solo escucha aquello que refuerza en lo que ya cree. Un contexto que hace complicado que la objetividad y racionalidad sean el nexo de unión de los argumentos a la hora de valorar o de interpretar las acciones y decisiones que se adoptan.

Si es cierto que hemos logrado, por la fuerza de los hechos, que quienes auguraban o deseaban una recesión económica y hablaban de apocalipsis, quienes pronosticaban en 2021 que la tasa de desempleo alcanzaría el 35 por ciento, y que la respuesta eficaz de política económica dada a la pandemia acabaría destruyendo miles de empresas, han renunciado a hacer predicciones. O más bien, su falta de credibilidad les ha........

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