Vivimos en un mundo lleno de grandes oportunidades pero también con numerosos desafíos por delante. La transformación digital, la irrupción de la Inteligencia Artificial o la necesaria transición energética para encarar el cambio climático son algunos de los retos a corto plazo que nos hemos autoimpuesto como sociedad para dejar un futuro mejor a las próximas generaciones. En este contexto, la formación en el inicio de la carrera laboral y la mejora constante de la cualificación y de la capacitación profesional son más importantes que nunca.
Estos desafíos mencionados, que ya resultaban críticos hace pocos años, han adquirido aún más importancia si cabe tras el "crash pandémico". Sin duda, existe una disociación, tanto temporal como estructural, entre las condiciones necesarias para la empleabilidad, las expectativas de las organizaciones (empresas, instituciones, gobiernos, etc.) y las capacidades y la cualificación reales de los profesionales. Debemos repensar, no sólo el papel que jugamos cada uno de los actores socio-económicos y los propios empleados, sino también el proceso de aprendizaje, de formación y de cualificación que seguimos a lo largo de nuestra vida.
Entre todos, tenemos que seguir dando pasos adelante. El sector público debe afrontar con valentía las elevadas e inasumibles tasas crecientes de desempleo juvenil, rediseñando las........