DEPRESIÓN BLANCA Y ESTRÉS NAVIDEÑO |
Uriel Escobar Barrios
Diciembre suele presentarse ante nosotros como una vitrina impecable de felicidad, encuentros y abundancia. Sin embargo, detrás de la música festiva y las luces de colores, la realidad en la consulta clínica es muy distinta, pues para muchas personas esta época no representa paz, sino un desafío mayúsculo para su salud mental. Como psiquiatra, observo con frecuencia cómo el entorno social impone una especie de “dictadura de la alegría” que termina por asfixiar a quienes, por diversas razones, no logran sintonizar con ese entusiasmo colectivo. Este fenómeno, conocido técnicamente como depresión blanca o Christmas blues, no es un simple capricho emocional ni una falta de espíritu navideño; es una respuesta compleja de nuestro organismo ante presiones ambientales y biológicas que tienen una base neuroquímica profundamente documentada. Para comprender este malestar, debemos asomarnos al interior de nuestro cerebro y observar el delicado baile de nuestros neurotransmisores. Cuando nos enfrentamos a la sobrecarga de tareas, las dificultades económicas para cumplir con los regalos o la obligación de asistir a eventos sociales, nuestro hipotálamo activa una señal de alerta persistente. Esto dispara la producción de cortisol, la hormona del estrés.
Si bien el cortisol es útil para reaccionar ante amenazas inmediatas, su elevación sostenida durante semanas actúa como un corrosivo para nuestro equilibrio emocional. El exceso de cortisol bloquea la síntesis de serotonina, el neurotransmisor que regula el estado de ánimo y brinda calma, y altera los niveles de........