Ricardo Tribin Acosta

Hay momentos en que las palabras salen antes que la conciencia. Actuamos, hablamos o escribimos llevados por la emoción del instante, creyendo que estamos siendo firmes, auténticos o incluso valientes. Pero en esa prisa algo esencial se desvanece. Se esfuma la justicia. Se diluye la tolerancia y se nubla en cierta forma la razón.

La justicia necesita tiempo. No mucho, solo el suficiente para preguntarnos: ¿Estoy en verdad siendo justo o solo estoy descargando mi emoción? La tolerancia no es debilidad, es madurez. Y como toda madurez, requiere pausa, perspectiva, y humildad.

Una........

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