Neverg Londoño Arias

La esclavitud ha sido una constante en la historia humana y aparece en el mundo moderno con los matices de las formas de producción dominantes; algunas muy atrevidas no ocultan sus pretensiones y otras esconden entre las sutilezas de los eufemismos, extrañas intenciones que las muestran como relaciones de trabajo regulares. Las esclavitudes modernas necesitan una revisión para que estas prácticas sean abolidas definitivamente de acuerdo con las celestiales intenciones de Santa Bakhita y los reclamos de quienes dan la pelea por los derechos humanos y el libre ejercicio de la libertad.

Para que se hable de esclavismo se necesita de un amo o esclavista, propietario de un ser humano como objeto de explotación y uso; comerciante que invierte su dinero en la compraventa de personas capaces de realizar una actividad que produce dividendos. El esclavo es otro ser humano condenado por el medio y sus personales circunstancias a pertenecer como productor de rentabilidad a su propietario. Sin importar el color de la piel, la edad o el género, los hay de todas las etnias y nacionalidades, con una población de cincuenta millones de personas que va en aumento, de acuerdo con informes de la Organización Internacional del Trabajo. Los esclavos modernos son guerreros vencidos........

© El Diario