En Navidad, no te dejes provocar

La Navidad llega con mesas llenas, recetas heredadas y familias que vuelven a reunirse. Hay algo profundamente valioso en ese reencuentro, aunque a veces lo olvidemos porque también es la época en la que reaparece el tío opinólogo, la tía que pregunta por qué uno sigue soltero y el primo que convierte cualquier conversación en debate político.

Pasa en casi todas las familias. Y como nuestra mente no es neutral, sino que está diseñada para detectar amenazas, basta un solo comentario fuera de lugar para opacar toda una noche; incluso cuando hubo comida, risas y el privilegio de tener a quién abrazar.

Ese es el sesgo de negatividad en acción: tendemos a dar más peso a lo que incomoda que a todo lo que sí funciona. Y en diciembre, cuando estamos más sensibles, cansados y emocionalmente cargados, ese sesgo se activa con mayor facilidad.

Por eso, en estas fechas vale la pena intentar algo distinto: entrenar la gratitud como una decisión consciente. Agradecer por la familia presente, aunque imperfecta; por la comida servida en........

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