Cuando el sentido de una acción o de un hecho contencioso se enfoca preparando premeditadamente una felonía se dice que es una canallada, propia de personas inmorales con alto sentido de la bajeza y, esto pulula en esta rama. La leguleyada, como explicación simple, es la aplicación elemental del derecho procesal, para premeditadamente perjudicar a alguien o alguienes con maldad o sevicia sin tener en cuenta para nada lo sustancial.

Canalla social es por analogía la institucionalidad oprobiosa sin recato, sin pudor, asumiendo el cinismo como una lámpara sin luz y en este país, hasta en los más encumbrados magistrados es parte de la cotidianidad judicial.

Por primera y única vez se personaliza el cuento. Se dirige exclusivamente al poder Judicial, hoy por hoy, el único poder existente al servicio de la criminalidad. No vale la pena discutir la norma constitucional de separaciones, en razón a la sustancialidad correspondiente al Estado Indigno de Derecho, Colombia Patria Plural, porque de unitaria, poquito.

Es falso aquello del poder Presidencial o Ejecutivo; tampoco la legislatura asume roles y competencias autónomas, solo el Poder Judicial interpreta y actúa con tal fortaleza que, hasta sus nominadores se ven sojuzgados a capricho de la mal llamada judicatura. La razón es simple, los ejecutivos y legisladores en un Estado ilegitimo, tienen a su favor designar a sus vigilantes y controladores.

Los Jueces, magistrados y fiscales territoriales son cuotas de origen de los caciques y gamonales comarcanos; en las altas Cortes, sus magistrados también lo son, pero el espacio se agranda hasta el punto de los Partidos, que no son otra cosa que la suma de caciques y gamonales locales.

Lo más aterrador es la presencia de delincuentes proporcionando y controlando la influencia partidista con concepto delincuencial. El Presidente, los Gobernadores y Alcaldes son elegidos con alta participación financiera de los traquetos; los Senadores, Representantes, Diputados, Concejales y hasta Ediles,........

© El Diario