Cuenta la Leyenda, en un Territorio habitado por cafres donde los poderes y niveles de Gobierno hacen parte de un menú institucional para atender a los que se pueda y quiera siempre en función de privilegios obtenidos con amor o canonjías según a son del bailarin.Unos tienen potestad para escoger determinando no solo el ritmo, también el grado de amacice; todo depende de la pareja y su intencionalidad. Existen momentos donde se tiene que bailar solo siendo este el preciso momento para pensar en irse ligerito como alma que lleva el diablo. No existe per pareja que la regordeta llamada justicia Laboral, hermana de la ejecutiva y de Legislación la menor pero las más atrevida y casquivana,

La Justicia Laboral avanza siempre en contravía partiendo de un principio conmovedor, la protección al Trabajador en detrimento del Patrono. Pero y ahí está de nuevo el pero, un empleado no siempre lo es y un patrón no siempre es un inquisidor. Para dirimir el dilema aparece radiante la Justicia Laboral representando el balance del conflicto y para ello usa una venda en los ojos. Ojos que no ven corazón que no siente dicen los que saben

En un pequeño poblado a la orilla de un Gran Rio existe un pequeño territorio con ínfulas de grandeza; está dotado de Alcalde Concejo Municipal y de Jueces en varios niveles: locales promiscuos y del Circuito. Tremenda estructura urbana para 100 viviendas., 500 habitantes en condición de alta mortalidad. Se podría decir que allí, tan poquito los Jueces y sus inefables secretarios si trabajan. Con el advenimiento de la IA los Superiores se hacen notar por su incapacidad de jurisconsultos siendo el Secretario transformado en Coach de sistemas el que finalmente decide, claro está con la anuencia del jefe que ya tiene su firma digital en el programa. Así es muy fácil........

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