Miscelánea |
James Cifuentes Maldonado
La voz del pueblo es la voz dios, al pueblo le fascinan las fiestas, luego, no cabe duda de que dios nos acompaña en el jolgorio; cuando vamos a las fiestas tenemos autoridad para juzgar si fueron buenas o si fueron malas, según la predilección y la calidad de los artistas, pero, si no le paramos bolas a las convocatorias, aun cuando la oferta sea amplia y variada y además al “gratín”, posiblemente, por amargados, diremos que fueron terribles y otros hasta dirán que no hubo fiestas.
Cuando celebramos, le perdemos el paso a las preocupaciones, olvidamos las deudas y las penas; lo que suelen ser problemas, durante dos semanas, dejan de serlo. No sé cuanta popularidad puede dejar a un gobernante unas buenas fiestas, y no tengo ni idea cuánto puedan costar, en realidad ni lo uno ni lo otro me........