Narrativas ecosóficas navideñas (ii). La guardiana del árbol

Gonzalo Hugo Vallejo Arcila

No hacemos referencia a Dana, la dama celta del bosque, ni a una Driade, la ninfa griega protectora de los árboles. Se trata de rememorar un episodio que, en los años póstumos del siglo XX, marcó un hito en la historia de las grandes luchas ecológicas que se libraron en aquella centuria contra la barbarie antropocena, etopeyas emprendidas por grandes mujeres de la talla de primatólogas tales como Dian Fossey y Jane Goodall en favor de sus gorilas y chimpancés. Hablamos de la activista socioambiental estadounidense Julia Hill, más conocida como “Lady Butterfly”. Este apelativo surge de su estrecho vínculo con las mariposas. Pero más fuerte e indisoluble fue su conexión con “Luna”, una secuoya milenaria costera de 55 metros de altura y de varios metros de diámetro, miembro de una familia monumental de árboles coníferos en vía de extinción nativos del norte de California.

La comunidad de Stafford, en el condado de Humboldt, arremetía contra el sistemático arboricidio perpetrado por la empresa ecocida “Pacific Lumber Company”, con la complicidad del gobierno de Bill Clinton. Julia decidió defender a “Luna” y se trepó un 10 de diciembre de 1997 al majestuoso arbusto, a una altura de 25 metros del suelo. Uno de sus corpulentos ramales sirvió de techo, abrigo y lecho a su temeraria benefactora. Sobre dos plataformas de 1.8 mts cuadrados, se entabló un memorable diálogo vivencial y ecosofico. El invierno feraz de aquel año acompañado de vientos huracanados de 145 kms por hora y el verano abrasador subsiguiente; el intimidante y encandilador centelleo de luces condenando semejante osadía; el aturdidor sonido de rotores estacionarios y de bulliciosos megáfonos de delirantes y estultos funcionarios federales helitransportados…

El ruidoso ulular de sirenas y el aturdidor concierto de........

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