Los alquimistas del futuro |
Gonzalo Hugo Vallejo Arcila
El futuro, no es solo tiempo de vivir de ilusiones y quimeras, de apuestas raras y malos presagios. Es, ante todo, un tiempo para romper con inercias e ingravideces; llenar vacíos y (de)reconstruir paradigmas; diseñar mapas y señalar rutas de acceso. Es nuestro tiempo, es nuestra dimensión vital. Vivimos en él y con él. Nos interesa el futuro porque sabemos que en él vamos a pasar el resto de nuestra vida. La vida no es más que una serie de colisiones con el futuro. No es la suma de factores que han contribuido a ser lo que somos: es ese cúmulo de expectativas puestas al servicio de lo que anhelamos ser. Las preguntas esenciales que debemos hacernos al enfrentar nuestro futuro: ¿Quiénes somos y quiénes podríamos llegar a ser? ¿Qué será de nuestras vidas? ¿Qué vamos a hacer con nuestros sueños? ¿Cómo vamos a hacerlos realidad? ¿Podríamos lograrlos?
El futuro nos pertenece porque conjugamos posibilidades y probabilidades antes de que éstas se vuelvan obvias y formen parte del paisaje. El futuro llegó ayer y trae nombre compuesto: conocimiento, innovación, eficiencia, calidad, experiencia, coherencia y honestidad. La única forma como puedo administrar esos interregnos de cambio que se llaman futuro, es creándolo. Nuestras expectativas personales y colectivas las satisfaceremos a base de creatividad, prospectiva y sinergia. Sólo así accederemos a futuros presentificados, compartidos y deseados; a esos imaginarios que cada día queman nuestras mentes… Nos invitamos a participar de una proclama que hemos adoptado: “Nosotros no predecimos el futuro ni lo esperamos, ¡lo hacemos! Lo abrazamos, le damos la bienvenida, nos preparamos para su llegada porque él es parte de nuestro “Élan........