Opinión
domingo, 09 julio 2023 | 06:00
Vaya sacudida que le dio al proceso de selección de aspirantes a la Presidencia de la República, la irrupción de la hidalguense Xóchitl Gálvez, qué digo sacudida, fue una tremenda zarandeada que ha dejado a todos o mal parados, o al menos desconcertados con lo que sigue, tanto en la 4T como en el bloque opositor.
Evidentemente, también ha tenido repercusiones importantes en Chihuahua y, por supuesto, en nuestra ciudad, en estos momentos hay todo un gran reacomodo de piezas en los equipos de cada uno de los aspirantes o “corcholatas”, como el mismo presidente les llama.
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Quizá la primera y más notable damnificada, juarense, por cierto, sea la diputada federal con licencia Andrea Chávez Treviño, quien coordina o coordinaba los trabajos del equipo del exsecretario de Gobernación, Adán Augusto López Hernández quien, al decir del periodista, columnista y analista político, Salvador García Soto, habría causado baja ya en el equipo del tabasqueño.
Ayer, García Soto escribió en su columna “Serpientes y Escaleras” de El Universal: "Andrea Chávez se va del equipo de Adán Augusto López. La joven diputada chihuahuense dejará de colaborar en la campaña del tabasqueño tras las polémicas y el revuelo causado por las imágenes de su cercanía con el aspirante presidencial, de su camioneta Suburban blindada y de su familia volando en un jet privado, que en las redes se afirmaba que era propiedad del Ejército, pero ella finalmente aceptó que fue un avión privado rentado exprofeso para trasladar a sus parientes a su informe como diputada federal".
"La decisión la tomaron en el cuarto de guerra de Adán Augusto y se aplicó de inmediato, por lo que a Andrea no se le verá más junto al aspirante de la 4T. Y, como dicen, será el sereno, pero la salida de la diputada coincide con que la esposa del exsecretario de Gobernación ya empezó a aparecer acompañándolo en sus eventos de proselitismo por toda la República. Que cada quien saque sus conclusiones…". Fin de la cita textual.
Si bien este movimiento, de ser cierto, no está ligado directamente a la llegada de Xóchitl Gálvez al escenario político nacional, sí tiene una relación indirecta, ya que los equipos de campaña de todas las corcholatas registran la irrupción de Xóchitl como un tema preocupante que se debe atender oportunamente.
El presidente López Obrador ha hecho esfuerzos sobre humanos, en su mañanera, para descalificar a la exalcaldesa de Miguel Hidalgo en la CDMX, a quien no le reconoce su origen humilde e indígena, la descalifica por cómo habla y hasta por usar bicicleta para ir al trabajo, se ha llegado incluso a burlar de ella comparándola con una vendedora de tamales, como si ese oficio fuera algo malo o sucio.
La verdad es que ninguno de estos esfuerzos del presidente, a diferencia de otras campañas similares, le ha rendido frutos positivos y entre más la ataca, más apoyo recibe Xóchitl. López Obrador ha encontrado su némesis.
A las primeras críticas que recibió del primer mandatario del país, Xóchitl le respondió que era un machista, que no soportaba a las mujeres inteligentes, libres e independientes como ella, lo que la catapultó aun más entre buena parte de la sociedad.
Jesús de los Ríos escribe en El Financiero: “Desde la semana pasada Xóchitl Gálvez ha estado superando a Claudia Sheinbaum en la conversación en medios digitales, lo cual no es poca cosa si pensamos en que la principal candidata de Morena cuenta con varios meses (por no decir años) de campaña activa por todo el país, además de un ilimitado presupuesto y el apoyo de nuestro mesías tropical desde Palacio Nacional”.
Abunda el columnista: “Del 26 de junio al 2 de julio, las tendencias y conversaciones en torno a la senadora llegaron a 111.1 millones de personas, con un 65% de opiniones positivas contra un 35% de negativas. En segundo lugar, por debajo de la panista, apareció Claudia Sheinbaum con 109.2 millones de personas alcanzadas y la misma distribución entre positivos y negativos”.
Y es verdad. Xóchitl está hoy en todos lados, en las redes, en los medios convencionales, pero, sobre todo, en todas las conversaciones de grupos sociales, no hay mesa en donde se reúnan dos o más personas, en las que no salga a colación el tema de la hidalguense. Le ha arrebatado al presidente la narrativa política y social, lo cual no es poca cosa.
En Chihuahua, ocurrió un fenómeno digno de comentar y analizar. En menos de 24 horas se llenaron tres chats de WhatsApp, justo al día siguiente en que se viralizó su video en Twitter, cada chat tiene un límite de mil 25 participantes, es decir, en total más de tres mil en menos de 24 horas.
Pero el fenómeno consistió en que quienes abrieron el primer chat, solo compartiendo el vínculo lograron que cientos de chihuahuenses, voluntariamente, decidieran ingresar al grupo, en muy corto tiempo. Finalmente decidieron abrir un chat en Telegram, porque ahí el límite de participantes alcanza los 200 mil integrantes.
Varios especialistas en redes sociales han mostrado su sorpresa de que, un fenómeno de esta naturaleza, se haya dado de manera orgánica, que es la forma como se cataloga a quien logra miles y miles de interacciones en redes sociales, sin pagar publicidad, ni contratar granjas de bots para tal efecto, es decir, se trata de apoyos o comentarios espontáneos de la gente.
García Soto, en la columna que cité al principio también escribe: “Incluso expertos serios en la medición y seguimiento de la conversación digital, como la doctora Rossana Reguillo, del Sigma Lab del ITESO de Guadalajara, analizaron y comentaron el fenómeno Xóchitl en redes como ‘una tendencia totalmente orgánica que hace tiempo no veía’, mientras que consultoras privadas de comunicación digital, como Xpectus, reportaron que en las mediciones de su herramienta en apenas una semana de haber lanzado su aspiración presidencial, Xóchitl Gálvez ya lidera la conversación de todos los presidenciables en las redes sociales más importantes como Facebook, Twitter, Tiktok e Instagram”.
El video que subió Xóchitl a Twitter, la madrugada del martes 27 de junio, en la que no la dejaron entrar a Palacio Nacional para ejercer un derecho de réplica que le concedió un juez federal, alcanzó casi los ocho millones de reproducciones en menos de 72 horas, todo un récord.
Ese mismo video tiene casi 22 mil retuits, tres mil 200 citas, 64 mil “me gusta” y ha sido guardado por 604 personas, números y estadística verdaderamente sorprendente.
No cabe la menor duda, estamos ante un fenómeno de popularidad y aceptación social que, de mantenerse en los mismos niveles, se podrá equiparar al que, en su momento, encabezó Vicente Fox en el 2000, o al mismísimo López Obrador en 2018, por eso afirmo que el presidente ha encontrado la horma de su zapato o, lo que es lo mismo, su némesis.
Y cité la columna de Salvador García Soto, porque en ella hace un muy detallado análisis sobre la forma en que llegó Xóchitl a donde hoy está, porque ni fue un oscuro y perverso acuerdo de la oligarquía que encabeza Claudio X González, como afirma el presidente en su delirio conspiracionista, ni fue una ocurrencia momentánea de nadie en particular. Fue resultado de un sesudo trabajo de marketing político.
Asegura García Soto que: “…la realidad es que el rápido posicionamiento y la conexión que logró la política y empresaria hidalguense, también fueron resultado de un proceso de análisis, consultas y mediciones especializadas a través de focus group que se realizaron a lo largo y ancho de la República para medir el impacto que tendría la figura de la senadora, con respecto a otros aspirantes de la oposición”.
Pero, volviendo a Chihuahua y a Juárez, ¿cómo o de qué forma va a impactar la irrupción de Xóchitl Gálvez en la contienda presidencial? Por lo pronto ha sido factor de unión y consenso, casi unánime, entre liderazgos panistas, priístas y perredistas, quienes han expresado su apoyo a la senadora.
Hay un tema que quizá parezca menor, pero que, analizándolo bien, en realidad no lo es tanto. La letra “X” se ha convertido, por razón natural al ser la inicial de su nombre, en el símbolo o emblema de campaña, incluso, entre diversos grupos sociales se ha convertido en una forma de identidad, al subir fotos a sus redes cruzando ambos brazos al frente, a manera de conformar una “X”.
¿Qué va a ocurrir cuando Xóchitl venga a Juárez y solicite la Plaza de la Mexicanidad, con todo y su monumental X, para hacer algún evento de campaña ahí? El Gobierno municipal, morenista, podría negarle el permiso para usarla, pero ya sabemos qué ocurre cuando le niegan el acceso. Nuestra “X” podría convertirse en un símbolo de la unidad nacional, o de la discordia, esperemos a ver qué ocurre.
fcortizb@gmail.com
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