La inteligencia artificial (IA), ¿un engaño a la razón?
El mundo se arrodilló maravillado ante los prodigios de la Inteligencia Artificial, un sistema supuestamente capaz de razonar como nosotros. Los avances tecnológicos en este aspecto son tan impresionantes que todos creen que con la IA se alcanzó el cenit del intelecto y que las máquinas serán capaces de reemplazar al hombre. En consecuencia, las redes sociales están invadidas y nos aturden ofreciéndonos cursos, diplomados y doctorados que impedirán que «nos quedemos atrás» y evitarán que seamos arrasados por la nueva ola de la informática.
Pues, ni mucho que queme al santo, ni poco que no lo alumbre. Sin duda esta herramienta, la IA, es una revolución en el tratamiento automático de la información a través de medios digitales. Pero por más que nos deslumbre, su producto será siempre el resultado de un ejercicio mecánico hecho por una máquina que no entiende nada, que solo ejecuta órdenes o trucos prefabricados. Ahora nos parece mágico, un artilugio sorprendente que pareciera pensar por nosotros.
No pretendo quitarle importancia a lo que este desarrollo tecnológico significa. Será sin duda un instrumento formidable que simplificará muchas de las tareas y acciones que emprendamos. Hará ejercicios y cálculos, silogismos, escribirá textos, hará diseños y sacará conclusiones. Revolucionará la educación en el mundo entero. Ella tendrá que replantearse a sí misma y modificar sus alcances, sus metodologías y sus pretensiones. Y todo cambiará. Muchas profesiones y oficios desaparecerán y otras sufrirán una enorme transformación: la arquitectura, el diseño, el cálculo, la ingeniería estructural y muchas otras están obligadas a sufrir una profunda metamorfosis.
También vendrá al mundo un gran caos producto de la confusión, el engaño y la........





















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