Claridad en las finanzas públicas

Ciudad de México.- Se casó Adiposio Sebiliánez, sujeto exageradamente gordo. La noche de las bodas, consumado el primer trance de amor y de espaldas ya en el lecho, el obeso galán le preguntó a su flamante mujercita: "¿Te gustó, Susiflor?''. Respondió ella: "Sí. Me quitaste un gran peso de encima'"... Un tipo le dijo a otro: "La Dirección de Policía de la ciudad acaba de comprar una máquina detectora de mentiras". "¿Y qué? -replicó desdeñosamente el otro-. Todos los hombres casados tenemos una en casa"... El individuo aquel se topó en la calle con su ex esposa, de la que se había divorciado hacía un par de años. Ella, al parecer, le guardaba todavía rencor, a pesar de lo cual el sujeto le sugirió traviesamente: "¿Qué te parece si vamos a mi departamento y hacemos el amor?". "Eso lo harás sobre mi cadáver" -respondió ella, rencorosa -. "No has cambiado nada -comentó él-. Así sentía yo que lo hacíamos cuando estábamos casados"... Babalucas anunció muy orgulloso el nacimiento de su primogénito. Alguien le preguntó: "¿Cuánto pesó el niño?". Respondió el feliz papá: " Un kilo y medio". Ponderó el que había preguntado: "Es poco, ¿no?". "¿Y........

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